jueves, 27 de mayo de 2010

Nuestra casa es chiquita pero es agradable, al menos así la veo yo. Tenemos dos gatos en el patio que solo entran para dormir en la cama, enroscados en nuestras piernas, en las largas noches de invierno. Aquellas noches que nos desvelamos con el vino y el scrabble y él siempre me deja ganar porque me quiere, pero yo me enojo y le digo que eso es trampa y no es justo. Pero me besa y me olvido de la trampa, el scrabble y el frío. Tenemos una alfombra de colores en la que nos gusta hacer piruetas, me gusta mucho poner las piernas para arriba. En nuestro cuarto hay dibujos, discos y un florero que me regalo madre para que ponga mis flores, que corto del jardín donde viven los gatos. Él tiene esta obsesión por el cuerpo humano y debido a su trabajo de medico tenemos un esqueleto en el living, yo le puse nombre pero no digo nada porque sino mi marido se enoja y empieza a gritar que no me tomo nada en serio, y creo un poco de razon tiene. Hoy está lloviendo afuera y por dentro tengo una revolución en el cerebro que no deja moverme, se me enfría el te mientras espero. Mi marido aun no llega del trabajo y yo en lo unico que pienso es en sus pequeñas manos agarrandome el pelo, una buena vida tuvimos despues de todas las deudas y peleas con los vecinos.

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