jueves, 10 de diciembre de 2009

robot

y ahi estaba ella, con una pollera que le ajustaba la cintura, mostrando las piernas porque sabía que a él le gustaba observarlas mientras recorría la habitación,
110 pesos había costado el turno y ella se sentía halagada
"vale la pena el reencuentro" le dijo el muchacho fingiendo una voz un poco más gruesa de la que tenía habitualmente
maría se sentó sobre la cama, recién hecha, y miró para arriba
allá en el techo se veían un espejo gigante y su cabeza
se miró los ojos con la pintura corrida por la borrachera
e intentó encontrar un poco de belleza ahí, porque estaba demasiado cansada como para correr al baño a arreglarse
y al fin y al cabo, él era un chico del barrio, un viejo conocido con el que había compartido tantas noches en la misma situacion
él entendía, él se enamoraba igual cuando maría empezaba a bailar sobre la cama
timidamente, apretando los puños, pero hoy se desnudaba con miedo
no era normal, entregarle movimientos a un hombre que no conocía de hecho, se veían desde hacia dos años, pero no tenía idea de quién era realmente
él le conocía los detalles del cuerpo y las palabras que le susurraba al oido cuando estaban en ese antro de mala muerte, al que solían frecuentar todos los fines de semana para encontrarse y tomar unas cervezas
"sólo tomar unas cervezas" era el pretexto, aunque ambos sabian que eso era una mentira
ellos se amaban en la cocina, en la terraza, en la baulera, en el baño pero nunca dormían juntos, porque dormir a ella le daba miedo.

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