Se tapó la boca para toser porque lucía le pidió un poco de educación.
Llegaron a la casa, llena de muebles y cartas, tiradas por todos lados y al costado de la escalera.
Cartas de amantes de plastilina y militares dormidos que decían ADIÓS
"no queremos los muebles, nos llevamos las cartas" dijeron a la par parados en la puerta.
Y así lucía se sacó los tacos y arrodilló en el piso para buscar las hojas y las despedidas correctas (y las incorrectas también). Cuando a él le sangraron las manos, ella no tuvo más remedio que pararse e ir corriendo descalza a darle un beso con lengua.
Lo besó con fuerza, porque sabía que los besos sanan, pero solo sanan si se dan fuerte, por ahí duele un poco en los dientes pero sanan, creanme.
De a poco aparecían palabras de odio en el aire, mientras encontraban más cartas, palabras como fea y sucia infectaban el ambiente.
A las 6 de la tarde se escuchó hablar de una tormenta de nieve.
él y lucia (junto a sus tacos de colores) tomaron la bolsa llena de papeles y decidieron esconderse en el sótano.
ABAJO se encendió una vela. Se ajustaron los cordones de los zapatos y lucía volvió a besarlo, esta vez con más fuerza, tanta fuerza que logró hacer sangrar las manos de nuevo. Se incendiaron en silencio y envueltos en cartas de odio lograron derretir la nieve.
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