"tengo que dejar de pegarte porque ya te dejé los dedos marcados" dijo con una mirada extraña
me senté sobre el sillón, gigante sillón de plumas
deslizé mis pies por la alfombra, cerrando los ojos
estaba ahí adentro y a veces le quiero atravesar la carne
me río sola porque lo voy a comer
crudo, aspero, como a sus intestinos.
mi cuerpo se abrió y dejó entrar los primeros rayos de la mañana
él me hizo una seña con la boca, y volví a la cama.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario